"El crecimiento económico de Burgos este año será de los más complejos"

La vuelta a la normalidad ha llevado a los ciudadanos a salir más de casa. Precisamente por eso, los sectores de consumo privado han sido los más beneficiados en el crecimiento de la economía, y también el de las exportaciones, que ha sabido mantenerse a flote.

No obstante, de cara a este año, la economía de Burgos no está ajena a la guerra de Ucrania, lo que implicará crecimientos "casi nulos", ha explicado el coordinador del Boletín, José María Calzada.

Además, la subida de tipos de interés encarece el dinero y el préstamo, lo que provoca un frenazo en el crecimiento, que pasa del 4'5% de 2022 al 1'5% de 2023. Para Calzada "el crecimiento económico de este año será de los más complejos", será intenso, pero vulnerable a la inflación, que se mantendrá "a lo largo de todo el año", según pronostican, por lo que "habrá que esperar a la segunda mitad del año para atisbar de nuevo una recuperación".

Sobre la situación del empleo, agricultura e industria han tenido un buen año, en contraposición con comercio, reparación de vehículos y seguros. Estos últimos han perdido un 40% de empleo desde 2008, y aún así, este pasado año ha sido el mejor desde la crisis económica anterior.

Por su parte, pese a la re activación del flujo socioeconómico, la hostelería no alcanza el nivel pre-pandemia aunque sí ha tenido un buen incremento, pero por la recuperación de la normalidad.

El problema es que el empleo en Burgos tiene ritmos de crecimiento por debajo de la media nacional, un 1% frente a un 2'3%. De tal manera que se han generado dos mil trabajos menos en un año y 7.000 menos en los últimos tres años.

Por eso, el miembro de Coyuntura de la UBU, Manuel Morquillas, ha asegurado que "ni Burgos ni España han recuperado empleo de 2008", solo han igualado los niveles prepandemia, por lo que para el profesor de Economía "son más de 15 años perdidos".

El informe también ha analizado las consecuencias de la última reforma laboral, que buscaba reducir la temporalidad.

Eso es precisamente lo que han querido estudiar en el Boletín, con la estadística de contratos del SEPE y la EPA.

Con estos datos sobre la mesa, previo a la reforma la temporalidad era elevada, nueve de cada 10 contratos lo eran en todos los niveles. Tras el cambio, en 2022 se invirtió la tendencia porque "entró con mucha fuerza" y se consolidó a mediados de año, pero ahora parece tener síntomas de "agotamiento" y se revierte de nuevo en los dos últimos trimestres.

Esto es porque ha bajado el ritmo de contratación indefinida y ha perdido peso frente a la temporal.

También han analizado los contratos temporales y la duración de los mismos, puesto que se mantienen los de producción y sustitución. De este estudio se concluye que tienen una duración media que es más baja en Burgos que en CyL o en España, ya que ha caído por debajo de los 40 días.

Aún así, antes de la reforma uno de cada cuatro contratos eran temporales, pasando a uno de cada 6 en el último trimestre del año 2022. Esto se debe a la "auténtica fortaleza" de la economía en Burgos, que es "el enorme peso que tiene el sector industrial".

Por otra parte, desde la UBU han explicado que los contratos indefinidos fijos discontinuos "enmascaran los datos de paro", porque el periodo de inactividad del trabajador no se incluye en el paro, y además se desconoce cuántas horas trabajan.

Morquillas ha determinado que uno de cada tres realmente están trabajando, pero no puede dar más datos porque "la estadística no es excesivamente precisa".

Por todo ello no se atreven a valorar la reforma en un año, así que esperarán más tiempo para analizar a medio y largo plazo cómo de efectiva ha sido.

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