SOCIEDAD

El duelo invisible de la muerte perinatal: la dura historia de una madre que perdió a su bebé durante el embarazo

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Rinconcito Blanco en el Cementerio de Zamora | Foto de Zamora24horas

La muerte perinatal es una pérdida casi desconocida, o casi invisible. Este viernes 15 de octubre, en el Día Mundial de la Concienciación sobre la Muerte Gestacional, Perinatal y Neonatal, hablamos con Sonia, una madre zamorana que tuvo que vivir en primera persona una pérdida 'antinatura'.

María Lorenzo (Z24H)
15/10/2021 - 18:52h.

Para Sonia, la noticia de su primer embarazo con 26 años fue el mejor día de su vida. Después de años de intentarlo, llegó la gran noticia, estaba embaraza. Sin embargo, lo que Sonia no sabía es que comenzaría un infierno para el que nadie está preparado: perder a un hijo antes de nacer. Ahora, esta madre y enfermera zamorana es mamá de tres hijos, pero su experiencia abre la puerta al peor de los duelos: el invisible "y el que además nadie entiende". Este 15 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Concienciación sobre la Muerte Gestacional, Perinatal y Neonatal, y Sonia nos ha querido contar su historia.

La gran noticia

Sonia tenía 26 años y arrastraba problemas hormonales que le lastraron en la búsqueda de ese primer hijo. En ese momento ya comenzó a sentir que los médicos no le acompañaban: "Me decían que era muy joven y que estaba obsesionada, pero a raíz de ello me hicieron pruebas y se vio que tenía problemas hormonales y ovarios poliquísticos".

Pese a ello, el ansiado embarazo llegó el pasado 2017 y Sonia acudió a su primera revisión: "'todo está bien', me dijeron En esa primera revisión ya escuchamos su latido, estábamos ilusionadísimos. Al principio los médicos insistieron en que no lo dijese todavía a mucha gente, por si acaso, pero yo estaba tan feliz que quise contarlo, empezaba un nuevo poryecto para nosotros".

"Algo no iba bien"

En el trascurso de su embarazo, ya de varias semanas, Sonia comenzó a sangrar de manera leve. "Me asusté, pero no le quise dar importancia. Llamé por teléfono al médico y me dijo que si era poco que no me asustase, que esperase a la siguiente revisión, que era en una semana".

El mensaje de los médicos fue tranquilizador y aunque Sonia lo dejó pasar, los sangrados no cesaron en los días sucesivos: "algo no iba bien y se lo dije a mi madre, que me dijo que no era normal, y en ese momento nos fuimos al médico".

"La peor violencia obstétrica que he sufrido nunca, fue muy traumático"

En este momento de la entrevista, a Sonia se le entrecorta la voz, pese a que han pasado ya varios años, al relatarlo: "es como si volviese a esa consulta". El día que acudió al centro médico, el padre de ese futuro niño, Evren, no pudo acudir porque se encontraba trabajando, y decidió acudir con su padre, por desgracia solo hasta la puerta porque no le dejaron entrar alegando que: había mucha gente.

"Una vez en la consulta había una ginecóloga, una chica joven que yo creo que estaba embarazada, una auxiliar y otras dos personas, un hombre y una mujer, que no sé quiénes eran. Comenzaron a explorarme, pero la pantalla del ordenador estaba girada hacia ellas, me sorprendió porque desde la segunda visita me ponían el sonido del corazón y esta vez no lo pusieron".

"Pregunté: ¿está todo bien?, y la auxiliar me dijo: 'calla, calla que ahora te lo dicen', insistí y me dijeron lo mismo. Me dieron un poco de tranquilidad diciendo que no pasaba nada". Terminada la exploración, Sonia recuerda que se levantó y en el momento de incorporarse: "me salió un charco de sangre que lo empapó todo, y me quede en estado de shock". Me fui al baño a vestirme y cuando volví la sangre estaba cubierta con empapadores".

Cuando regresó del baño comenzó la tortura del silencio para ella. "Volví a preguntar,no me dijero nada y me preguntaron por mi pareja. Acto seguido me dijeron que no me preocupase: 'no te preocupes que le pasa a mucha gente, que no tiene por qué pasar nada'. Pero Sonia insistió si estaba todo bien a lo que le preguntaron por su próxima revisión y le dijeron que acudiese con normalidad a la siguiente, pero si sangraba mucho o tenía dolores, acudiese a urgencias.

"Yo no estaba tranquila, pregunté de nuevo si estaba todo bien, si podía hacer vida normal, al día siguiente tenía una boda y la médico insistió: 'vete tranquila', me dijo". Pero antes de salir de la consulta le dijeron: "Si está de quedarse se va a quedar y si está de irse se va a ir". Una frase que actualmente sigue atormentando a esta madre zamorana.

"Me fui de allí sin saber si estaba vivo o muerto"

Tras las palabras de los médicos Sonia asegura que: "Me fui de allí sin saber si estaba vivo o muerto". Decidió acudir a esa boda: "Hice vida normal como me dijeron". Fue entonces cuando Sonia empezó a encontrarse mal, pidió a su madre que le acompañase al baño pensando que se trataba de un problema gastrointestinal. Sin embargo, esta madre zamorana, perdió a su hijo con 26 años, embarazada de 14 semanas, sentada en el baño en mitad de una boda. "Ahora, después de tener dos hijos más, sé que lo que sentía eran pujos de parto, pero en ese momento (se le quiebra la voz) no sabía lo que era, y encima me sentía culpable por cómo había ocurrido. Porque fue en mitad de una celebración con todo el mundo contento, y porque nadie me preparó para ello diciéndome que esto podía pasar".

La falta de apoyo sanitario y "un duelo que nadie entendía"

"Despues me confirmaron que evidentemente había pasado eso. Lo que peor me sentó es que en cuanto a atención médica me dejaron sola, nadie me decía nada, nadie me lo dijo claro. Tras la pérdida yo no quería que me hiciesen un legrado. Yo quería expulsarlo poco a poco. Era mi decisión, quería despedirme así de mi hijo".

Es en ese momento cuando llega el llamado duelo invisible o duelo perinatal, Sonia se sintió incomprendida: "La gente cuando se lo cuentas... nadie quiere escucharlo, le quita importancia, te dicen que no pasa nada. Una vez lo comentaba con una amiga, para mí era como si se hubiese muerto mi amigo invisible, porque yo tenía un dolor insoportable, pero era como si la gente no lo conociese. Nadie era capaz de entenderlo".

Sonia, que ahora es enfermera, reivindica mayor sensibilidad para una muerte antinatura para la que nadie está preparado: "Creo también que para los profesionales no es fácil, es casi antinatural decirle eso a una madre, que no va para delante, no nos hablan en la carrera de este tema. No nos enseñan. Ahora que se habla tanto de la salud mental también hay que proteger a los profesionales, ya no para los pacientes también a los profesionales, te toca ponerte un escudo y ser así de crueles, pero para mí fue muy traumático".

La compresión de otras madres en su misma situación

La 'Red el Hueco de mi Vientre fue un alivio para Sonia. Se trata de una asociación formada por personas que han sufrido la misma pérdida, así como matronas y psicólogas. Una red de apoyo para acoger a personas que han pasado por lo mismo. "Por mucho que esto se lo cuentes a tus mejores amigas, nadie lo va a entender tan bien como quien sí lo ha vivido", asegura Sonia que ha encontrado en esta red un apoyo indispensable, para superar este duro trance.  Cuatro años después, esta madre zamorana es mamá de tres hijos: Evren, que significa universo, y dos pequeños más que llegaron tras imponerse al miedo de una nueva muerte perinatal. Ahora, su primer hijo, Evren, estará para siempre con ella haciendo el 'piel con piel'.

Imagen del tatuaje de Sonia en honor de su hijo Erven | Foto: Zamora24horas
Imagen del tatuaje de Sonia en honor de su hijo Erven | Foto: Zamora24horas

 

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