Su presencia en la Junta no modera a los de Abascal, obstinados en marcar perfil propio frente al PP, que encaja resignadamente los desbarres ideológicos de su socio de gobierno.
La carencia de una consejería asociada a la vicepresidencia deja a García-Gallardo en manifiesta inferioridad en el pulso por marcar la pauta en la gestión de la Junta.
PP y Vox se proponen aparcar los asuntos conflictivos y primar en su lugar las medidas electoralmente más rentables ante los comicios locales de 2023.