El Burgos CF aterrizaba en el Carlos Belmonte con la misión de recuperar juego y sensaciones frente al Albacete Balompié. Sin embargo, se pudo ver a un equipo nervioso, ansioso y sin capacidad de reacción.
Novedades en el once con entradas como la de Pipa, David López, Navarro, o la de Dani Ojeda en el frente de ataque para buscar un cambio de tendencia frente al conjunto manchego, conformado por activos como Riki Rodríguez, Juanma García, Fidel, Quiles o Higinio, entre otros en su equipo inicial. Intercambio de golpes en el arranque, con aproximación local a través de un balón al palo de Fer Niño, bien contestado en el bando contrario con sendas ocasiones salvadas con solvencia por Ander Cantero. Inicio vivo y rítmico que ofrecía dos conjuntos ambiciosos en busca de un tanto inicial que ofreciera ventaja en el electrónico.
El encuentro mantenía ritmo e iniciativa por ambas partes, y ocasiones claras como la de Curro, que estrellaba su remate en el poste, acariciando un gol más que merecido, o la de Córdoba, que probaba a Lizoain de buen disparo. Pese a los intentos visitantes, sería el Albacete Balompié el primero en adelantarse en el marcador, merced a un penalti transformado por Higinio desde los once metros. Jarro de agua fría que, lamentablemente para los castellanos, no vendría sólo, ya que, a renglón seguido, Fidel aprovecharía un buen disparo de Quiles al palo, cuyo rechace empujaba el atacante local a las mallas. El tramo final de partido ofrecería una versión más ofensiva del Burgos CF, que buscó desarmar por carriles exteriores la pertrechada defensa albaceteña, con buenas llegadas de Córdoba y Florian que, sin embargo, no encontrarían rematador en sus envíos cruzados.
La segunda mitad arrancaría con cambios en las filas visitantes, con la entrada de Borja Sánchez e Iván Morante, para reforzar el aspecto ofensivo de un bloque que se lanzaba decidido a por el gol. Minutos de competición intensa para un Burgos CF obligado a dar un paso adelante en un contexto complejo, con un encuentro dividido entre las acometidas de ambos equipos. Higinio probaba fortuna tras gran contragolpe local, y los de Bolo respondían adelantando líneas sobre campo rival. Espiau hacía su ingreso en el verde para formar dupla atacante con Fer Niño, y poco después era David González quien sumaba su talento al equipo, en una apuesta total por encontrar el camino hacia el primer tanto de la tarde.
El choque mantenía la competición por todo lo alto, y el cuerpo técnico burgalesista ponía toda la carne en el asador añadiendo a Arroyo en la contienda. Bloque alto, presión importante sobre la salida rival, y cartuchos para tratar de modificar el destino de un partido en el que el Burgos CF aún tenía mucho que decir. Los blanquinegros volcaban sus opciones en ataque y el cariz ofensivo inundaba la estrategia de los de Bolo, que abrían líneas, tratando de aprovechar la amplitud de campo, al tiempo que equilibraban para evitar los envites de un rival que dañaba al espacio. Pese al esfuerzo realizado, la suerte y el acierto iban a ser esquivos a los castellanos, y con una última ocasión de Espiau, que Lizoain salvaba bajo palos, terminaba un choque de mal resultado para los de Bolo.
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