Los estrategas de la calle Génova sostienen que toda la bronca del gobierno Sánchez con el ultraderechista argentino que campa por la Casa Rosada y el reconocimiento del Estado Palestino no son mas que sendas cortinas de humo para desviar la atención de la investigación judicial de la que es objeto la esposa del presidente del gobierno a raíz de la denuncia de presentada por el pseudosindicato Manos Sucias basada en recortes de prensa que daban por bueno algún que otro bulo.
Un poco cogido por los pelos parece ese argumento, que Núñez Feijóo se obstina en convertir en leiv motiv de su campaña electoral, hasta el punto de que ayer afirmó ante el pleno del Congreso de los Diputados que La Moncloa (no ya Begoña Gómez, sino la presidencia del Gobierno) está siendo investigada por presunta corrupción. Por su parte, Sánchez considera que para maniobra de distracción la de Feijóo y los suyos sobredimensionando esa investigación judicial para desviar la atención de la pesada losa que arrastra el PP con su esquizofrénica relación con la extrema derecha que lidera Santiago Abascal, el amigo, entre otros, de tipos de la catadura de Milei y Netanyahu, este último un genocida de libro cuya captura reclama el fiscal de la Corte Penal Internacional por los crimenes de guerra que perpetra día sí día también el Ejército israelí en la franja de Gaza...
El presidente nacional del PP, que en su etapa gallega pasaba por ser un político moderado, no sabe si mata o espanta en su relación con Vox, esa secuela de la antigua Fuerza Nueva de Blas Piñar salpimentada del integrismo católico mas preconciliar. Y se ha metido en un auténtico jardín al diferenciar entre Giorgia Meloni, una neofascista que no reniega de la Unión Europea, del neofranquismo euroescéptico de Abascal, del que ahora pretende desmarcarse olvidándose de que el PP gobierna cinco comunidades autónomas e importantes ayuntamientos, entre ellos las ciudades de Valladolid y Burgos, en comandita con esa extrema derecha.
Semejante impostura ha colocado en incómoda situación a los presidentes de esas cinco comunidades y a los alcaldes que lo son justamente gracias al apoyo de la ultraderecha abascaliana. Algunos de esos presidentes, como el valenciano Mazón y el aragonés Azcón, no han dudado en reivindicar las bondades de sus respectivos pactos de gobierno, no vaya a ser que sus socios ultras se consideren agraviados. No ha sido el caso de Alfonso Fernández Mañueco, quien ha guardado un clamoroso silencio al respecto, sin duda valiéndose de la manifiesta debilidad del vicepresidente García Gallardo (Ga-Ga jr.), que anda como alma en pena desde que el "Abc" le hizo saber que había caído en desgracia ante Abascal y su guardia pretoriana.
Para mayor inri, Ga-Ga jr acaba de sufrir otro revolcón judicial al ver rechazado su recurso contra la sentencia absolutoria de un humorista burgalés, Félix Pavón, que dedicó al vicepresidente de la Junta todo un repertorio satírico en los pasados carnavales burgaleses. Los Ga-Ga (jr. y sr.), suman este nuevo revés judicial a los sufridos en torno a la sanción impuesta por el Colegio de Abogados al senior por el "incumplimiento de las obligaciones de incompatibilidad" recogidas en el Código Deontológico de la profesión.
Por lo demás, Mañueco desvía el foco de la paupérrima gestión de la Junta, a la que el Consejo de Cuentas acaba de sacar los colores por su imprevisión para facilitar la obtención de los Fondos Next Generation, y se pasa el santo día arremetiendo contra Sánchez y su gobierno. La viñeta de Ernesto Rodera en "El Mundo de Castilla y León" de ayer lo clavaba. "En España todas las decisiones que se toman son para fastidiar al PP de aquí", decía la caricatura del presidente autonómico: La amnistía, lo de poner a Óscar Puente, Sánchez...Entre eso y quitar el premio nacional a las tauromaquias, pues no hay Autovía del Duero, claro", concluía. Remedando el "Vayase sr. González" que patentó hace 30 años M.A.R., el de los gin-tonics, Mañueco está a punto de registrar el "Sánchez, vete ya". Lo mismo piensa que el esposo de Begoña Gómez va a emular al entrenador blanquivioleta, Paulo Pezzolano, quien ha tenido la genialidad de reclamarse a si mismo su dimisión.
Por su parte, salvo la burgalesa Cristina Ayala, los alcaldes que gobiernan gracias a Vox no se han dado por aludidos ante la descalificación infligida por Feijóo a Abascal. Dice Ayala, la casadista que se puso en primer tiempo de saludo ante Feijóo tan pronto como éste llegó a Génova, que esa diferenciación entre Meloni y Abascal es cuestión de "alta política" que no concierne a los pactos municipales. Pues vale Cris, qué quieres que te diga si los que disfrutamos las playas gallegas aceptamos encantados al pulpo como animal de compañía...
Otro que tal baila es el alcalde vallisoletano, Jesús Julio Carnero, del que me cuentan que los suyos han comenzado a llamarle el "roll-on" porque ni sabe ni huele... Mientras anda atrapado en su propia trampa de defender el soterramiento del ferrocarril, a Carnero se le ha venido abajo el intento de pasar a la historia de la ciudad por la caprichosa ampliación del puente de Poniente. No digo yo que haya hecho el "ridículo mundial" que le atribuye su antecesor en la Alcaldía, Óscar Puente, pero el exconsejero de Agricultura y Presidencia anda más perdido que Jesulín en una biblioteca. Nada extraño tras perder la mitad de su tiempo en el Senado y visto el equipo de concejales del que se ha rodeado, con lumbreras como un tal Rodrigo Nieto, que ha medido el apoyo de los españoles al pueblo palestino en función del masivo voto electrónico recibido por Israel en el pasado festival de Eurovisión... Vamos, para miccionar y no echar gota.
Aunque el que parece dispuesto a proporcionarnos mayores tardes de gloria es el alcalde de Segovia, José Mazarías, quien sigue gobernando (es un decir) en minoría después de que Génova le tumbara el pacto que había firmado con Vox. Lo primero que hizo Mazarías al llegar a la alcaldía fue subirse el sueldo hasta el limite legal de 75.000 euros anuales, porque él lo vale y "no se viene a perder el dinero" (sic), como si un docente de la enseñanza media cobrara ese pastizal. Y no se está cortando un pelo permitiendo que el consistorio que preside adjudique a dedo contratos menores a la empresa que regenta su cuñada, tal como hizo la Junta durante su etapa al frente de la delegación territorial.
Aparte de eso, y de triplicar (de 36.000 a 120.000 euros) la partida de gastos de representación, el primer edil segoviano, profesor de lengua española en excedencia, va a pasar a la historia, este sí, por denominar bulevar a una calle que, tras su semipeatonalización, difícilmente dispondrá de espacio para acoger algún árbol, como no sea de plástico.
En Segovia casi nadie se explica el empeño de Mazarías en pulirse 700.000 euros del erario en una obra en absoluto prioritaria. Y es porque casi nadie ha reparado sobre la propiedad de alguno de los edificios ubicados en una calle que, una vez ejecutadas las obras, verá incrementado en notable cuantía el precio del metro cuadrado.
La verdad es que, tratándose de un ahijado político de la presidenta provincial del PP, Paloma Sanz, tampoco cabía esperar otra cosa del actual alcalde de Segovia. Sanz, senadora desde 2011, con un sueldo actual de 95.554 euros anuales, anteriormente calentó escaño durante ocho años en las Cortes de Castilla y León, donde en una de sus contadas intervenciones ante el pleno se obcecó en negar que la lengua de signos fuera una lengua...
Tampoco cabía esperar otra cosa de la susodicha, presidenta provincial vicaria colocada por Francisco Vázquez Requero de Lama, a raíz de que éste fuera designado por Mañueco secretario autonómico del PP. Vázquez, actual vicepresidente primero en el mausoleo de Villa del Prado (98.337 euros anuales, coche oficial y tres asesores nombraos a dedo a su servicio (o sea, al servicio de la nada), lleva encadenando cargos públicos desde 1995, año en el que se estrenó como procurador. Casi nadie recuerda que Paco-Paquito-Paquete llegó a ser portavoz del grupo popular en la etapa de gobierno de Juan José Lucas. Y casi nadie se acuerda porque en la práctica el portavoz de facto fue su tocayo Paco Aguilar, por entonces destacado integrante del clan Villanueva, al que se incorporaba en esa época un joven abogado, Rául de la Hoz, que presidía las Nuevas Generaciones del PP en Castilla y León. Pero sobre De la Hoz, su fuga al Parlamento Europeo y su relevo en la portavocía del grupo popular de las Cortes abundaremos en una próxima entrega.
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