Ironizaba este miércoles en el Congreso de los Diputados Pedro Sánchez sobre la verdadera relación que mantienen Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal después de que este último provocara la salida de Vox de los cinco gobiernos autonómicos que han venido compartiendo ambas formaciones políticas
Se preguntaba el presidente del Gobierno si los lideres de la derecha y la ultraderecha española habían roto o simplemente se habían dado un tiempo en su relación de pareja. Y ninguno de ambos dos quiso despejar esa incógnita.
La duda expresada por Sánchez es razonable, por cuanto la ruptura ha afectado tan solo a los gobiernos de esas cinco comunidades, pero no a sus respectivos Parlamentos, donde Vox mantiene las presidencias conseguidas gracias al PP, entre ellas la de las Cortes de Castilla y León.
Como tampoco se han roto los pactos en los ayuntamientos, donde se mantiene el matrimonio de conveniencia mediante el que el PP se hizo tras las últimas elecciones municipales con alcaldías como la de Valladolid y la de Burgos, capitales en la que los exalcaldes socialistas fueron desalojados pese a encabezar las listas más votadas. Recuérdese el "de ganador a ganador" que le espetó el ministro Óscar Puente a un atribulado Núñez Feijóo en el debate de su frustrado intento de investidura.
Así pues, queda claro que no hay ruptura total entre ambos partidos. Y eso en Castilla y León se ha dejado notar en el bajo tono de los reproches intercambiados entre el presidente de la Junta y del PP regional, Alfonso Fernández Mañueco, y el sedicente líder de Vox en la comunidad, el exvicepresidente del gobierno autonómico y ahora portavoz de la ultraderecha en las Cortes, Juan García-Gallardo (Ga-Ga jr.), a raíz de que este último se viera obligado a renunciar a la vicepresidencia. De momento, parece que Mañueco y Gallardo han convenido un pacto de no agresión.
El PP es consciente de que ha pasado a gobernar la Junta sin mayoría parlamentaria y no ha querido volar los puentes. Su decisión de cesar fulminantemente a los consejeros de Industria, Mariano Veganzones, y Agricultura, Gerardo Dueñas, ha sido celebrada por Vox, toda vez que ambos pretendían marcarse un "santonja", es decir, permanecer en sus cargos contra la voluntad del partido que les aupó a ellos. En el caso de Veganzones, hace falta ser tan sandio como chaquetero para haber intentado sobrevivir a su nefasta hoja de servicios.
En el ámbito legislativo parece claro que la tramitación de la Ley de la Discordia proyectada para cargarse la normativa vigente en materia de Memoria Histórica dormirá el sueño de los injustos. Ahora bien, el currículum del ya exportavoz del grupo popular, Rául de la Hoz, el "guapo de discoteca" (Por Ávila dixit), quedará de por vida manchado por la ignominia de haber firmado y registrado al alimón con la ultraderecha ese aberrante proyecto de Ley. Y lo mismo cabe decir del consejero de la Presidencia, Luis Miguel González Gago, el creador del ocaso como concepto jurídico, que se ha desgañitado proclamando las bondades de semejante engendro legislativo.
Veremos por lo demás si Mañueco tiene agallas democráticas para cumplir otros compromisos legislativos que el PP metió en un cajón al firmar su pacto de gobierno con Vox. Me estoy refiriendo a la nueva Ley Regional contra la Violencia de Género y al reconocimiento por Ley de los derechos de la comunidad LGTBI. Y también está por ver qué sucede con el proyecto de Ley de garantías y derechos sobre la muerte digna, una iniciativa promovida en su día por Ciudadanos que, ante la luz de gas aplicada por el PP al exvicepresidente Francisco Igea, ha decidido hacer suya el grupo socialista.
Preguntas al lobo.- Reitero las dos primeras preguntas realizadas al lobo el pasado 20 de junio, eso sí, corregidas y aumentadas.
Los incombustibles.- En la anterior entrega del blog añadíamos dos nombres nuevos a la treintena de políticos en activo que llevan más de 25 años entregados a la causa de sacrificarse por nuestro bienestar colectivo. Uno de ellos era el hasta ahora delegado territorial de la Junta en Segovia, José Luis Sanz Merino, que prosigue su longeva carrera política -en 1995 era concejal de Urbanismo en el ayuntamiento de Segovia- ahora como consejero de Movilidad.
Sanz Merino es uno de los cinco ilustres del PP de Segovia en la pomada desde el siglo pasado; los otros cuatro son el secretario autonómico del partido y vicepresidente de las Cortes de Castilla y León, Francisco Vázquez Requero de Lama; la presidenta provincial y senadora, Paloma Sanz; el secretario provincial y presidente de la Diputación, Miguel Ángel de Vicente, y el senador Juan José Sanz Vitorio.
El anterior repoker solo encuentra parangón en el PP de Salamanca, donde se contabilizan otros cinco magníficos en el machito desde la década de los 90: Por orden de antigüedad, el senador Gonzalo Robles (41 años), el diputado del Congreso José Antonio Bermúdez de Castro (33), el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco (29), el presidente de la Diputación, Javier Iglesias (29) y el sempiterno teniente de alcalde del ayuntamiento salmantino Fernando Rodríguez (29). Este último, más que incombustible, diríase que es inamovible, ya que ejerce como portavoz del grupo municipal popular desde 1995, año desde el que ha desempeñado el cargo bajo el mandato de tres alcaldes diferentes. ¿Qué secretos no guardará el que a la sazón fue durante otra tira de años consejero de la extinta Caja Duero).
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