COMERCIO

El comercio burgalés recela de las medidas de ahorro energético del Gobierno

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radiador doméstico.|pixabay.

El decreto del Gobierno con las medidas de ahorro energético que obligará a apagar las luces de los escaparates en edificios públicos y comercios que no estén en uso a partir de las 22.00 h, e impone bajar el aire acondicionado y la calefacción durante 16 meses, ha empezado a generar las primeras reacciones en los comerciantes burgaleses, y no son precisamente positivas.

Redacción BurgosNoticias 
02/08/2022 - 12:41h.

La presidenta de la Federación del Comercio de Burgos, Consuelo Fontecha se ha mostrado sorprendida con este decreto y ha indicado que "si se compara ese ahorro que puede tener en el consumidor no se sabe bien si compensa", antes de añadir que "lo que habría que hacer es dejar decidir a cada uno dónde están sus posibilidades de ahorro mirando por los beneficios de su empresa".

En este sentido, asegura que si un comerciante o empresario entiende que a partir de una hora por la ubicación en la que está, apagar las luces a las 22.00 h. es más interesante que tenerlas hasta las 00.00 h., seguramente ya lo esté haciendo". "Nos imponen medidas que no se sabe muy bien de dónde salen y al final lo que hacen es meterse en la gestión de nuestros negocios", ha aseverado Fontecha.

En esta línea, destaca que lo que más les sorprende del Gobierno es que no hace más que lanzar medidas, que en vez de redundar en el menor precio de los combustibles o la energía, se produce el efecto contrario y se acaba pagando más, con lo que el ciudadano cada vez está más confundido.

Por lo que respecta al hecho de no poder situar el aire acondicionado por debajo de los 27 grados en verano y la calefacción en invierno no podrá superar los 19, Fontecha resalta que en este caso lo que debe primar es el confort personal de cada uno y se pregunta cómo se va poder controlar eso en los comercios y establecimientos "o si vendrá una persona a controlar en concreto la temperatura de cada negocio".

Fontecha apela al final al sentido común como la norma más fácil de aplicar. Presupone que si se puede bajar o subir dos o tres grados el aire acondicionado o la calefacción en determinadas circunstancias, todo el mundo lo intentará hacer en beneficio de las propias economías. Asimismo, considera bastante lamentable que "el Gobierno esté asustando tanto a los ciudadanos con estas cosas".

Finalmente, considera que son los políticos los primeros que tienen que predicar con el ejemplo y aplicarse esta medidas ellos mismos.

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