El prelado implicado en el caso de las clarisas cismáticas de Belorado, Mario Iceta, habla para elDiario.es de la polémica y las decisiones de futuro: "Sentí tristeza, pero también la convicción, y la voluntad de tender puentes para sentarnos, cuando se den las condiciones"
"Fue muy doloroso escuchar de labios de la abadesa decir que el Papa es un usurpador, o asegurar que no ha habido papa válido desde Pío XII". El arzobispo de Burgos, Mario Iceta, reflexiona en esta entrevista con elDiario.es sobre el cisma de las clarisas de Belorado y recuerda que, si no deponen su actitud, "serán excomulgadas".
Iceta dice estar a la espera de desentrañar qué ha ocurrido para que las religiosas publicaran un manifiesto de 70 páginas en el que no solo acusaban de hereje a Francisco sino que afirmaban ponerse bajo la tutela de Pablo de Rojas, un falso obispo excomulgado en 2019 y próximo al Palmar de Troya.
En el trasfondo de todo el caso sigue pendiendo la compra-venta del convento de la orden en Orduña, el misterioso benefactor que, aseguraba la abadesa rebelde, compraría el edificio y lo pondría a su nombre y, finalmente, el famoso mensaje de whatsapp en el que las religiosas informaban de que abandonaban la iglesia católica. El arzobispo no ve, hoy por hoy, condiciones para un diálogo con las monjas. .
Al principio, fue la perplejidad y el estupor. La de las clarisas es una decisión de gran trascendencia para todos, para las monjas, para la comunidad y para la comunión eclesial. Ni el capellán ni el delegado de la vida consagrada, que había hablado con ellas para organizar el cambio de abadesa para el 29 de mayo, sabían nada. Por fin, conseguí contactar a través del capellán y la vicaria accedió a ponerse al teléfono para ratificarme su decisión. Sentí tristeza, pero también la convicción, y la voluntad de tender puentes para sentarnos, cuando se den las condiciones.
En este momento no. Con todo el tsunami mediático y la actitud de quienes están en torno al monasterio... Necesitamos saber qué ha pasado. Qué caminos se pueden seguir antes de tomar otro tipo de decisiones. Me gustaría tener un momento para encontrarme con ellas, pero hasta el momento no ha sido posible.
Fue muy doloroso escuchar de labios de la abadesa decir que el Papa es un usurpador o asegurar que no ha habido papa válido desde Pío XII. Uno se da cuenta del calado de estas afirmaciones y de lo peligroso de estas decisiones. El discurso me pareció irreconocible en estas religiosas.
Aparecían 10, y son 16. Me preocupan especialmente las otras hermanas mayores que mentalmente no están en sus mejores capacidades. Por lo que me llega, no se participó de votación alguna antes de tomar esta decisión. ¿En qué situación están estas religiosas mayores? Pensemos en ellas: unas monjas que entran en un monasterio católico, están 60 años, pierden sus facultades mentales, y terminan su vida en otra institución que no es la iglesia católica. No deja de ser doloroso que acabes tus días así.
Esto se lleva fraguando un año. Es precipitado saber el recorrido, pero supongo que tarde o temprano se podrá reconstruir este camino. Es extraño que los sacerdotes de Vitoria que iban a Orduña, entre los que estaba el propio vicario, no hayan detectado nada. Todavía, hoy, es una historia muy fragmentada.
Los conventos están federados. Hay un órgano de comunión donde se cuidan unas a otras. A veces, por escasez de religiosas, esa visita de los monasterios no es tan frecuente o profunda como fuera necesario. También uno confía en la madurez de los propios monasterios. Esto no ha ocurrido en muchos siglos. Los capellanes están sobresaturados, sin tiempo suficiente para testar la calidad de la propia vida monástica. Tendríamos que revisar los elementos de cuidado de los monasterios, esto es cierto.
Estoy escuchando a varios canonistas y no tengo un informe claro sobre las consecuencias de los diversos escenarios. Es una situación inédita, pero en principio parece claro que los edificios de la Iglesia son de la Iglesia, y hay que ver qué repercusiones tienen pasos como el dado por las hermanas, si persisten. Yo no sé si son conscientes de la profundidad y consecuencias de esta declaración y de este paso que han dado. No se trata de hacer lo mismo que hacían bajo la tutela de la Iglesia ahora bajo la de este señor...
Confío en que pase este estado de shock y que se den las condiciones para dialogar. Hace tres semanas que los obispos de Vitoria, Bilbao y yo mismo iniciamos una investigación canónica que sigue adelante. Si las hermanas se mantienen en esta posición el último paso es que se sitúan al margen de la Iglesia y llega una declaración de excomunión, y eso hay que hacerlo monja por monja, y teniendo en cuenta la posibilidad del perdón y la misericordia. Esa es la esperanza, pero antes hay que dejar pasar unos días e intentar algún tipo de encuentro y verificación. Es muy pronto para tener una perspectiva.
Yo no creo que haya una motivación crematística y de negocio en las hermanas, que me consta que mantienen con gran sacrificio. Ellas quieren vender el monasterio de Derio, pero las condiciones no son las óptimas. Ojalá lo vendieran, porque lo necesitan. En el tema de Orduña está ese comprador, que nadie sabe quién es, lo que no deja de resultar curioso. ¿Tan secreto es? Llama la atención. Por parte de las monjas no creo que haya ese interés crematístico, pero no sé en el caso de terceros. Vender los monasterios es un dolor de cabeza que a ellas, seguro, les ha aumentado la aflicción y la dificultad.
Había un benefactor, que decía que compraba el monasterio, lo ponía a su nombre y lo cedía a las monjas. Ahí se encienden las alarmas. No sabemos quién es este benefactor y cuál es su intención. Y se les pregunta quién es y por qué, y no hay respuesta. Es verdaderamente extraño.
La Santa Sede, a través del dicasterio de Vida consagrada, está puntualmente informada y en la medida en que se generan noticias se las voy enviando. Roma tiene todos los documentos. Todavía no he recibido un feedback. Ellos me han dicho que vaya informando y que van a estudiar el asunto. Estoy a la espera.
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