El Aparejadores se queda con la miel en los labios

Fco. Javier Peñacoba Rogel (Burgos Deporte)
07/05/2023 - 20:04h.

No pudo ser. El Recoletas Burgos UBU cayó derrotado en Sevilla en la final de la Copa del Rey ante VRAC Quesos Entrepinares, en un encuentro con dominio burgalés pero que no supo aguantar la fuerte reacción del cuadro pucelano, que en la segunda mitad conseguiría un parcial de 17-0, culminado con un decisivo ensayo en el minuto 78 que dejaba prácticamente sin capacidad de reacción al conjunto burgalés. La Copa del Rey tendrá que esperar para Burgos.

La final comenzó con mucho respeto entre ambos equipos, sin arriesgar y muy atentos en las defensas. A los 7 minutos, Martiniano encontraba hueco por banda derecha y conseguiría abrir el marcador con un ensayo para su equipo. En la primera ocasión con cierto peligro que terminaba de la peor forma para Aparejadores.  Aun así, Dyer no consiguió convertir y la ventaja no sería tan abultada (5-0).

Pese a todo, Recoletas Burgos no cambió su estilo de juego y continuó siendo fiel a su juego, llegando más a campo rival y llevando la iniciativa, hasta el punto de provocar tres golpes de castigo, de los cuales Zabalegui acertó dos. Era el minuto 20 y Burgos daba la vuelta al marcador (5-6).

Esta situación perjudicó mucho a VRAC, que comenzó a sentirse incómodo, atascado y nervioso al ver que las cosas no les funcionaba como esperaban. Por su parte, Recoletas Burgos manejó muy bien los tiempos del encuentro, muy seguro en defensa. Tanto fue así que a los 35 minutos en una buena jugada colectiva, el jugador burgalesista Sacovechi conseguía el ensayo y posterior transformación de su compañero Zabalegui (5-13).

Con una ventaja mayor, el equipo gualdinegro estuvo mucho más tranquilo, obligando a reaccionar a VRAC, que no encontraba ninguna vía por la que sorprender. Al filo del descanso, Zabalegui pudo ampliar el resultado con otro golpe de castigo pero salió desviado.

En la segunda mitad, las coas no pudieron comenzar mejor para los burgaleses. Nicolás Coronal conseguía hacerse con el oval libre de marca tras un extraordinario pase, que significaban cinco puntos más para su equipo (5-18).

Corría el viento a favor de los burgaleses, pero el Quesos Entrepinares no bajó los brazos y pronto consiguió acortar distancias por medio de su capitán, Kalo Kalo, que consiguió el ensayo tras una gran acción de fuerza y resistencia. Su compañero de equipo Dyer, también transformó (12-18).

Esto no mermaría a Recoletas Burgos, que no se conformaría con la renta que ya tenía y en el siguiente ataque conseguía un nuevo ensayo obra de Bustos. Tomás Carrió más tarde acertaba el golpe y ampliaba la ventaja a 13 puntos (12-25).

El encuentro estaba muy dinámico y VRAC no bajaba los brazos. Moala, que justo acababa de salir al terreno de juego, ensayaba, pero su compañero Dyer no transformaba al golpear el oval en uno de los palos (17-25).

Sin embargo, lo peor estaba por venir. El equipo pucelano dio entrada a nuevos jugadores que otorgaron de oxígeno y de una nueva mentalidad al equipo, consiguiendo convertir otro ensayo más por medio de Kalo Kalo y posterior transformación (24-25) a falta todavía de 20 minutos.

Todo estaba por decidir, los nervios estaban a flor de piel porque cualquier cambio en el marcador podía ser definitivo. Ambos equipos estuvieron más pendientes de no encajar puntos que de sumarlos. En los minutos finales,  VRAC apretaba en campo burgalés, y con el empuje de la delantera vallisoletana terminaría consiguiendo lo que buscaban: ensayo de Casañas a falta de dos minutos para el final (29-25).

Recoletas Burgos, tocado anímicamente, tan solo le restaban dos minutos para darle la vuelta al marcador y lograr una victoria épica. Los burgaleses lo intentaron hasta el final por las cercanías de la zona de ensayo pero no lograrían posar el oval, sellando una derrota después de haber mantenido el marcador a su favor durante la mayor parte del encuentro en Sevilla.

De esta manera, Aparejadores se queda a las puertas de ganar la que hubiera sido su primera Copa del Rey de su historia.

Con la miel en los labios. Qué pena.