OPINIÓN|LA TRASTIENDA

El disputado voto de los procuradores de “Soria ¡Ya!”

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Cortes de Castilla y León

PP y PSOE cortejan a la agrupación soriana en la puja abierta por la presidencia de las Cortes, cargo que los populares excluyen de la negociación con Vox para la investidura.

Pedro Vicente
07/03/2022 - 07:32h.

Durante la pasada campaña electoral las visitas de los candidatos de "Soria ¡Ya!" a las aldeas sorianas evocaban lo narrado por Miguel Delibes en "El disputado voto del señor Cayo", recreado después en el cine por Antonio Giménez Rico. Lo que no se imaginaban sus entusiastas candidatos y ahora procuradores electos, Ángel Ceña, Vanessa García y Toño Palomar, es que, sin haber tomado aún posesión de sus escaños, los dos principales partidos, PP y PSOE, les estuvieran cortejando, no ya con vistas a la investidura del presidente de la Junta, sino en la puja abierta por hacerse con la presidencia de las Cortes.

A tres días de que se constituya el nuevo Parlamento Autonómico asistimos a una situación un tanto insólita. Mientras se da prácticamente por seguro que el PP y Vox terminarán sellando un acuerdo para investir a Alfonso Fernández Mañueco al frente de un gobierno de coalición, ambos partidos mantienen un duro pulso en torno a la presidencia de las Cortes, que, al igual que el resto de la Mesa de la Cámara (dos vicepresidencias y tres secretarias) es lo que se ventila en la sesión constitutiva del próximo jueves.

Aprovechando que en un primer momento Vox no incluyó la presidencia de las Cortes entre sus exigencias para apoyar la investidura, el PP se apresuró a anunciar que optaría a la misma, consciente de que se trata de un cargo de gran relevancia simbólica y política. Y cuando el dirigente de Vox, el neófito Juan García-Gallardo, se ha percatado de su importancia y ha reclamado el puesto invocando que en la anterior legislatura recayó sobre Ciudadanos, Fernández Mañueco ya tenía trazado su plan para cobrarse tan codiciada pieza.

Maniobra dilatoria del PP

El PP ha dilatado deliberadamente las negociaciones sobre la investidura hasta después de la constitución de las Cortes, al objeto de apurar sus posibilidades de hacerse con la presidencia de la Cámara al margen del posterior pacto de gobierno con Vox. Mañueco está convencido de que este encontronazo en ningún caso podrá en peligro su investidura, pensando que el previsible socio de gobierno aceptará a posteriori otras compensaciones, como pudiera ser la cesión de uno de los escaños (el PP pasa a tener dos) de senador por la comunidad.

La estratagema del PP tiene sus riesgos, ya que el grupo popular (31 escaños) ha lanzado el desafío sin tener garantizados los votos necesarios para imponerse al candidato que piensa presentar el grupo socialista (28 escaños). Y si se llega a esa votación sin pacto entre PP y Vox, serán los 9 votos de las cinco fuerzas minoritarias, UPL (3), "Soria¡Ya!" (3), UP, C´s y "Por Ávila", quienes decantaran de qué lado cae la presidencia.

La ronda de reuniones bilaterales mantenida entre el PP y las otras siete fuerzas con representación parlamentaria se ha saldado sin ningún acuerdo concreto, pero con una criba muy significativa: Mañueco ha dado por "autoexcluidos" del diálogo a todos los interlocutores menos a dos, Vox y "Soria ¡Ya!". Lo de Vox es obvio por ser el único partido que dispone de los votos suficientes para franquear la investidura. No es el caso de la agrupación soriana, que simplemente está dispuesto a apoyar un gobierno en solitario del PP a cambio de sus reivindicaciones y siempre a condición de que Vox quedara fuera de la ecuación. "Nosotros no vamos a cambiar infraestructuras por derechos humanos", tiene dicho Ceña.

Así las cosas, los tres votos de "Soria ¡Ya!", testimoniales a efectos de la investidura, resultan aritméticamente decisivos para que el PP obtenga la presidencia de las Cortes sin contar con Vox. Y de esto es de lo que va ahora la negociación. Si no lo ha hecho ya, Mañueco los va a recabar en favor del candidato del PP. No sé sabe a cambio de qué, ya que de momento no tiene cerrada la investidura y solo se la puede garantizar Vox, partido con el que la agrupación soriana no desea compartir nada.

Tudanca activa la baza socialista

En esta tesitura, el PSOE, se ha puesto manos a la obra tratando de jugar sus cartas ante la oportunidad que le abre este pulso entre PP y Vox en torno a la presidencia de las Cortes. Hasta el punto de que el pasado jueves el propio Luis Tudanca se desplazó a la capital soriana para sondear directamente la posición de los tres procuradores de "Soria ¡Ya!".

Y visto que ambas partes comparten su rechazo a la entrada de Vox en la Junta, la agrupación soriana pidió al PSOE que trate de evitarlo mediante su abstención sobre la investidura de Mañueco, que dicho sea de paso sería la única fórmula que permitiría al PP gobernar en solitario.

Aunque no lo hizo en esa reunión, va de suyo que el PSOE pedirá a "Soria ¡Ya!" su apoyo, o al menos su abstención, en la elección del presidente de las Cortes, que, al igual que la de los demás miembros de la Mesa, se realiza mediante voto secreto depositado en urna.

Veremos hasta donde aguanta el pulso Mañueco, que, de no poder atar los tres votos de la plataforma soriana, correría el serio riesgo de que el PSOE se alce con el cargo y pase a controlar la Mesa de la Cámara. En evitación de dicho riesgo, al PP le queda la opción de plegar velas y avenirse a la exigencia de Vox, con lo que las Cortes pasarían a tener un presidente de extrema derecha a modo de anticipo a cuenta de su posterior cuota de poder en la Junta.

A decir de Núñez Feijóo, presidente "in pectore", y de la responsable interina de Génova, Cuca Gamarra, Mañueco tiene las manos libres para pactar la fórmula de gobierno que tenga por conveniente. Pero aunque no inicien su mandato hasta primeros de abril, los responsables del nuevo PP son conscientes de que toda España está muy atenta a la fórmula de gobierno que se abra paso en Castilla y León. Y no es casual que el presidente de la comisión organizadora del congreso del PP, Esteban González Pons, haya calificado a Vox como partido de "extrema derecha".

Entregar a Vox la presidencia de las Cortes tendría gran significación política. La segunda autoridad política de Castilla y León recaería sobre un partido que propugna la disolución del Estado de las Autonomías, no oculta su "euroescepticismo" y tiene declarada la guerra a la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Un cargo que además conlleva la presidencia de la Fundación Castilla y León, encargada entre otras cosas, de organizar la celebración del 23 de abril en la campa de Villalar de los Comuneros.

Blanqueando el extremismo de Vox

En contraste con González Pons, Mañueco viene edulcorando las consecuencias de la previsible entrada de Vox en la Junta. "Mi gobierno no será racista, xenófobo o machista", decía hace unos días el candidato a la investidura. Como si ello nos dejara más tranquilos. Es evidente que el previsible programa de gobierno a cerrar con Vox no va a derogar ninguna legislación autonómica en materia de derechos y libertades en Castilla y León. Ni la Ley regional contra la Violencia de Género ni el Decreto sobre Memoria Histórica ni nada similar. No hace falta. Basta con eliminar o reducir al mínimo su dotación en los próximos Presupuestos de la Junta para que en la práctica esas normas queden en papel mojado.

La involución en estas materias y en todas las relacionadas con la Igualdad está cantada, máxime si, como se rumorea, la consejería de Familia cae en manos de la formación ultraderechista, que obviamente cerrará el paso al Anteproyecto de Ley LGTBI en Castilla y León.

Pero no adelantamos acontecimientos. Lo inmediato es la constitución de las Cortes y la elección de los seis miembros de su Mesa. Y mal iniciarían su trayectoria los procuradores de "Soria ¡Ya!" si, seducidos por algún canto de sirena, a las primeras de cambio le hacen el caldo gordo al PP, el partido que lleva 35 años gobernando esta comunidad autónoma.

Por su parte, Tudanca ya está tardando en trasladar a Mañueco y toda la ciudadanía las condiciones de una abstención socialista que permita al PP gobernar en solitario. Si no lo hace, el candidato a la investidura alegará que el pacto con Vox ha sido la única alternativa que se le ha ofrecido para formar el nuevo gobierno.

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