El yacimiento de Kaite ha proporcionado un conjunto de 155 piezas de industria lítica –principalmente de sílex-, 263 restos óseos y 10 piezas dentales, dispuestos en una interesante secuencia Pleistocena.
La Cueva de Kaite, cuya entrada se abre a 140 m por encima del curso del río Guareña y apenas a 5 m de la superficie, corresponde al paleosumidero y al paleonivel más antiguo del Complejo Kárstico de Ojo Guareña, que se estima se formó hace 1,15 millones de años, al comparar su ubicación con la cronología de las terrazas del Alto Ebro. Desde ella se divisa y controla buena parte del Valle de Sotoscueva, así como de los montes circundantes. Consta de un gran conducto de dirección O-E, cuyo desarrollo total, incluyendo sus pequeñas galerías laterales, es de 585 m. Al ser tan superficial, la formación de espeleotemas (estalactitas, estalagmitas, columnas...) es abundante, de tal forma que en varios puntos de la cavidad reducen sustancialmente la sección de la galería, hasta que finalmente, en su extremo oriental, la llegan a colmatar por completo impidiendo su conexión con la red principal de galerías de Ojo Guareña, de más de 110 km, distribuidas en seis niveles superpuestos.
En su tramo medio, un antiguo colapso de la bóveda de la cavidad, proporcionó un segundo acceso, más cómodo que el original, la Cueva del Portillo, que es el utilizado actualmente por los investigadores y también lo fue por las gentes de la Prehistoria que utilizaron su recóndito sector terminal como un lugar de uso simbólico, al menos entre hace unos 6.500 y 4.300 años. En sus paredes plasmaron un arte rupestre singular, que también está siendo objeto de revisión, con varias dataciones del Neolítico en su entorno, y cegaron el acceso, durante el Calcolítico, con un enterramiento colectivo. Cerca de su entrada principal, un enorme portalón de 50 m de longitud por 15 m de anchura media, también se habían localizado restos de la Edad del Bronce, Edad del Hierro, Época Romana, Edad Media y Edad Moderna. Otro antiguo muro, recubierto por un espeleotema, aislaba el portalón de entrada del resto de la cavidad.
Las especiales condiciones de aislamiento de su sector final motivaron que Kaite fuera seleccionada como un lugar idóneo para la realización de una investigación paleoclimática y de las condiciones medioambientales actuales, que viene desarrollándose desde el año 2002, bajo la dirección de Javier Martín Chivelet, de la Universidad Complutense de Madrid, con la participación de un equipo del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, coordinado por María Jesús Turrero.
Las prospecciones geofísicas realizadas en 2013 confirmaron la presencia en el subsuelo de grandes bloques caídos del techo, así como la potencia de sus sedimentos terrígenos, que continuaban por debajo de los bloques. Basándonos en esta información y en la presencia de una antigua colada pleistocena, de clastos cementados y erosionados, se decidió ubicar un sondeo de control estratigráfico en el sector SO del portalón, muy próximo a la boca de entrada, con una cuadrícula de excavación de 3 x 2 metros.
Durante la campaña de excavación desarrollada entre los días 21 y 31 de agosto de 2023, se identificaron tres niveles arqueológicos:
Un nivel superficial, de entre 3 y 5 cm de espesor y de matriz oscura, con abundantes carbones y restos de cerámica altomedieval y prehistórica, así como una lámina de sílex, posiblemente del Calcolítico.Un nivel antrópico, formado por tres estructuras negativas que no alcanzan los 20 cm de profundidad, con sedimento más oscuro correspondiente a los restos de dos hoyos de postes y de una posible madriguera. Se estima que pueden corresponder a fases de transición entre la Tardoantigüedad y la Alta Edad Media.Un nivel pleistoceno, de matriz limo-arcillosa, de tonos naranjas, con abundantes restos óseos y de industria lítica de fases del Pleistoceno Superior y tecnología del Paleolítico Medio.
En el nivel pleistoceno se recuperaron un retocador en hueso, así como varios restos de fauna (cérvidos, ovicápridos, un équido y un bóvido de gran talla) con marcas de corte. Entre los numerosos restos de industria lítica se han recuperado raederas, denticulados, núcleos, lascas y pequeños restos de talla, principalmente en sílex. El conjunto de materiales sugiere que en Kaite se realizaron actividades de talla lítica, despedazado y descarnado de huesos, así como consumo de carne. Dos huesos con marcas de corte se han utilizado para obtener dataciones radiométricas. Uno de ellos ha proporcionado una datación media, de hace unos 43.000 años, mientras que el segundo, tiene una cronología de más de 45.000 años, más allá del rango máximo válido para las dataciones obtenidas mediante el método del C14 AMS. Ambas fechas muestran un yacimiento del Paleolítico Medio, lo que concuerda con las estimaciones realizadas a partir del análisis de la industria lítica y ósea.
Las herramientas y las dataciones hablan de una industria musteriense, propia de los neandertales, por lo que la Cueva de Kaite se convierte en la tercera cavidad de Ojo Guareña con evidencias de esta especie, tras la Cueva del Prado Vargas y Cueva Palomera.
El yacimiento de Kaite ha proporcionado un conjunto de 155 piezas de industria lítica –principalmente de sílex-, 263 restos óseos y 10 piezas dentales, dispuestos en una interesante secuencia Pleistocena.
En otro sector del portalón de la Cueva de Kaite se recogieron muestras de unos grandes carbones, pertenecientes a un hogar, situados entre el sedimento pleistoceno y un gran bloque desprendido del techo. Su datación ha proporcionado una fecha calibrada de principios del siglo VII de nuestra era, dentro del mundo visigodo, que también supone la fecha más antigua de Ojo Guareña para este momento, más allá de las dataciones disponibles en Cueva Cornejo y en varios puntos de la Cueva de San Bernabé.
El equipo de excavación estuvo dirigido por los arqueólogos Ana Isabel Ortega Martínez, del CENIEH, y Marco Vidal Cordasco, del Equipo de Investigación Evo-Adapta de la Universidad de Cantabria que dirige Ana Belén Marín Arroyo, quien también participó, junto con otros tres miembros del citado equipo: Borja González Rabanal -que anteriormente se había encargado del estudio antropológico de los restos humanos de Kaite-, Lucía Agudo Pérez y Javier Salcines Montaña. En la campaña también participó Miguel Ángel Martín Merino, de la Sociedad Española de Espeleología y Ciencias del Karst y se contó con la colaboración de Clara López de San Vicente, coordinadora de las visitas turísticas en Ojo Guareña. El estudio de la industria lítica ha sido realizado por Marcos Terradillos Bernal de la Universidad Isabel I de Burgos. En el proyecto también participan Javier Martín Chivelet, de la Universidad Complutense de Madrid, y María Jesús Turrero, del CIEMAT.
La campaña de 2023 contó con la subvención del Ayuntamiento de la Merindad de Sotoscueva y de la Diputación Provincial de Burgos, gracias a la convocatoria provincial de subvenciones para actividades arqueológicas realizadas en la provincia de Burgos. También contó con fondos adicionales del proyecto de investigación de Marco Vidal Cordasco "Efectos de la erosión de la biodiversidad sobre el papel de los humanos en las redes tróficas durante la transición Pleistoceno-Holoceno en el norte de Iberia". En 2024-2026 se piensa continuar con la excavación ya planteada, ampliándola a algún otro sector de la Cueva de Kaite.
Proyecto 2024
Entre los días 12 y 23 de agosto de 2024 se piensa retomar las excavaciones de la Cueva de Kaite, tras la autorización de la Junta de Castilla y León y gracias a una nueva concesión de subvención por parte del Ayuntamiento de la Merindad de Sotoscueva y de la Diputación Provincial de Burgos.
El permiso de la Junta de Castilla y León también incluye la autorización para realizar un sondeo en Cueva Palomera, en el sector de la Rampa de Palomera en el que ya se intervino en el año 2016, perfilando unos cortes naturales de tres metros de profundidad, para así conocer su estratigrafía y poder obtener unas muestras de carbones con las que la cronología de sus niveles superiores se fijó entre el Neolítico y la Edad del Bronce. También se continuará con el estudio de sus manifestaciones de arte rupestre.